El pensamiento crítico

Por Carlos Rodríguez, Profesor de Ciencias Escuela Darío Salas Díaz, Servicio Local Chinchorro, Estudiante del Programa de doctorado en Educación Universidad de Tarapacá.

Una educación de calidad debe propiciar el desarrollo de la creatividad, el conocimiento, la adquisición de competencias, aptitudes analíticas, la solución de problemas y el desarrollo de habilidades cognitivas (Declaración de Incheon, 2015). Junto a estos aspectos, la formación de las/os ciudadanos debe desarrollar herramientas que permita la toma decisiones informadas, en base a la evidencia, para enfrentar los desafíos locales y mundiales (Declaración de Incheon, 2015).

Bauman (2012), plantea que estamos frente a una sociedad compleja, esto implica que los individuos han cambiado sus intereses, el acceso a la información se hace cada vez más rápido y las comunicaciones son cada vez más amplias, con capacidad de cruzar todo el mundo.

En este sentido, la educación juega un rol preponderante, asumiendo los grandes desafíos que presenta la sociedad global (UNESCO, 2022). Estos desafíos han impulsado a las organizaciones e instituciones educativas a desarrollar en el estudiantado competencias (Valdés & Gutiérrez, 2018; Utama, et. al., 2022; Yafie, 2021), que les permitan desenvolverse en los distintos planos sociales (Pérez, et. al., 2018), utilizando sus conocimientos y habilidades (Prat-Salas & Van Duuren, 2022), para garantizar el desarrollo interno y sostenible de los países (UNESCO, 2019).

Una de las competencias que ha tomado relevancia en los últimos años, son las competencias de pensamiento crítico (Liu, et. al., 2022; Catarino & Vasco, 2021). Las cuales son claves para el siglo XXI (Ayçiçek, 2021), aportando herramientas cognitivas a los estudiantes para la toma de decisiones, mejorando sus capacidades de resolución de problemas (Ayçiçek, 2021), desarrollando un pensamiento lógico, reflexivo y sistemático (Yafie, 2020), promoviendo la búsqueda de información válida, la evaluación crítica y la transformación de conocimientos nuevos.

Estos fines, implica una transformación curricular y un cambio en las relaciones que se dan al interior del aula al momento de desarrollar los contenidos disciplinares, dejando de lado la enseñanza memorística, por un modelo basado en competencias y el desarrollo de habilidades y por sobre todo centrado en los estudiantes (Betancourth, et. al., 2017; Delgado, 2019; Tejada & Ruiz, 2016).

En el contexto nacional chileno, la normativa vigente muestra ciertas intensiones para la promoción de habilidades del Pensamiento Crítico en el sistema educativo, es así, que la Ley 20370 propone como Objetivos Generales para la formación en Educación Media, la promoción de la evaluación crítica en el estudiantado (Artículo 30/Inciso 2/letra b).

Los programas de estudios del currículum nacional, también hacen mención al desarrollo de Habilidades de Pensamiento Crítico en las distintas disciplinas, sin profundizar  en una definición, o cuáles son estas habilidades y cómo se promueven al interior del aula.

El pensamiento crítico, es un pensamiento de orden superior, que requiere autodeterminación, reflexión, esfuerzo y autocontrol (Nieto y Saiz, 2008). Corresponde al proceso cognitivo que busca probar un punto, interpretar el significado de algo y permite resolver problemas (Facione, 2007), involucrando la generación de procesos de metacognición (Rivas, et. al, 2022; Utama, et. al., 2022).

Otra definición para el pensamiento crítico se plantea como un conjunto de habilidades de orden superior y de pensamiento complejo, donde los estudiantes aprenden mediante actividades, programas y métodos de enseñanza que lo fomenten. Estas habilidades no pueden ser enseñadas, sino que fomentadas o desarrolladas a través de prácticas rigurosas e innovadoras que los docentes puedan adoptar en sus prácticas de aula (Okolie, et. al, 2021).

La evidencia empírica nos muestra que las formas más efectiva para el desarrollo de Habilidades del Pensamiento Crítico en el estudiantado son aquellas donde ellos son los protagonistas de su aprendizaje, dejando de lado las clases magistrales de los docentes expositores, por una clase donde el estudiante construye su aprendizaje “haciendo” y de manera interactiva.

Paredes (2018), plantea que los procesos de enseñanza centrados en los estudiantes se pueden clasificar como aprendizajes activos, los cuales pueden ser promovidos mediantes el uso en el aula de: Aprendizaje Basado en Proyectos, Aprendizaje Basado en Problemas, Aprendizaje Cooperativo y Colaborativo, Educación STEM, entre otras estrategias que permitan que los/as estudiantes sean el centro del aprendizaje.

A modo de conclusión se puede decir que en la actualidad se ha otorgado una gran importancia por mejorar las habilidades del pensamiento crítico (Catarino & Vasco, 2021; Yafie, 2020), para mejorar las competencias estudiantiles en la educación (Liu, 2021), como también en su aporte para la sociedad en general  y su contribución en la mejora de las democracias (Southworth, 2021), por lo tanto, se hace fundamental la incorporación a lo largo del sistema educativo y en las diferentes áreas del curriculum (Catarino & Vasco, 2021; Southworth, 2021), con la finalidad que los estudiantes adquieran un desarrollo óptimo e integral para su futura inserción social y laboral (Minte-Münzenmayer, 2017; López-Ruiz, et. al., 2021).

Junto a lo anterior, resulta estratégico construir a nivel ministerial una definición de Pensamiento Crítico, elaborar taxonomías de habilidades, propuestas didácticas para su implementación en el aula e instrumentos de evaluación a nivel local y nacional.


REFERENCIAS

Ayçiçek, B. (2021). Integration of critical thinking into curriculum: Perspectives of prospective teachers. Thinking Skills and Creativity 41 (2021) 100895. https://doi.org/10.1016/j.tsc.2021.100895

Bauman, Z. (2012). Daños colaterales: desigualdades sociales en la era global. México. D.F.: Fondo de Cultura Económica

Betancourth-Zambrano, S., Muñoz-Moran, K. T., & Rosas-Lagos, T. J. (2017). Evaluación del pensamiento crítico en estudiantes de educación superior de la región de Atacama-Chile. PROSPECTIVA. Revista De Trabajo Social e Intervención Social, (23), 199–223. https://doi.org/10.25100/prts.v0i23.4594.

Catarino, P. & Vasco, P. (2021). Teaching Linear Algebra in Engineering Courses Using Critical Thinking. Open Education Studies, 3(1), 76-83. https://doi.org/10.1515/edu-2020-0141

CMES, (2022). Conferencia Mundial de Educación Superior. UNESCO.

Delgado Martínez, L. M. (2019). Aprendizaje centrado en el estudiante, hacia un nuevo arquetipo docente. Enseñanza & Amp; Teaching: Revista Interuniversitaria De Didáctica, 37(1), 139–154. https://doi.org/10.14201/et2019371139154

Facione, P. (2007). Pensamiento Crítico:¿ Qué es y por qué es importante. Insight assessment, 22, 23-56.

Ley 20370/2009: ESTABLECE LA LEY GENERAL DE EDUCACIÓN MINISTERIO DE EDUCACIÓN

Liu, O.L., Roohr, K.C., Seybert, J.M. and Fishtein, D. (2022), Are Fourth-Year College Students Better Critical Thinkers than Their First-Year Peers? Not So Much, and College Major and Ethnicity Matter. Educational Measurement: Issues and Practice, 41: 64-79. https://doi.org/10.1111/emip.12430

López-Ruiz, C., Flores-Flores, R., Galindo-Quispe, A., & Huayta-Franco, Y. (2021). Pensamiento crítico en estudiantes de educación superior: una revisión sistemática. Revista Innova Educación, 3(2), 374-385. https://doi.org/10.35622/j.rie.2021.02.006

Minte-Münzenmayer, Andrea; Ibagon-Martin, Nilson Javier (2017). Pensamiento crítico: ¿competencia olvidada en la enseñanza de la historia? Entramado, Cali, v. 13, n. 2, pág. 186-198, diciembre de 2017.  https://doi.org/10.18041/entramado.2017v13n2.26228

Paredes, M. (2018). El aprendizaje activo, el aprendizaje basado en proyectos y la educación STEM. https://core.ac.uk/download/pdf/159129243.pdf

Prat-Sala, M. y van Duuren, M. (2022). Aumentos en el rendimiento del pensamiento crítico en estudiantes universitarios de psicología medidos mediante una prueba reconocida en el lugar de trabajo. Enseñanza de la Psicología, 49 (2), 153–163. https://doi.org/10.1177/0098628320957981

Pérez Zúñiga, Ricardo, Mercado Lozano, Paola, Martínez García, Mario, Mena Hernández, Ernesto, & Partida Ibarra, José Ángel. (2018). La sociedad del conocimiento y la sociedad de la información como la piedra angular en la innovación tecnológica educativa. RIDE. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo, 8(16), 847-870. https://doi.org/10.23913/ride.v8i16.371

Tejada Fernández, J. y Ruiz Bueno, C. (2016). Evaluación de competencias profesionales en Educación Superior: Retos e implicaciones. Educación XX1, 19(1), 17-38, https://doi:10.5944/educXX1.12175

Utama, I. D., Sudirman, I. D., Widyasari, R. K., Savitri, M. A., & Morika, D. (2022). Assessing critical thinking skills and creativity skills of higher education students by using ASSURE models. Journal of Higher Education Theory and Practice, 22(1), 54-65. https://www.proquest.com/scholarly-journals/assessing-critical-thinking-skills-creativity/docview/2635269835/se-2?accountid=44468

UNESCO. (2019). DECLARACIÓN MUNDIAL SOBRE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN EL SIGLO XXI: VISIÓN y ACCIÓN. Revista Educación Superior Y Sociedad (ESS), 9(2), 97-113. Recuperado a partir de https://www.iesalc.unesco.org/ess/index.php/ess3/article/view/171

Ugochukwu Chinonso Okolie, Paul Agu Igwe, Ifeanyi Kalu Mong, Hyginus Emeka Nwosu, Clementina Kanu & Chidiebere C. Ojemuyide (2021): Enhancing students’ critical thinking skills through engagement with innovative pedagogical practices in Global South, Higher Education Research & Development, https://doi:10.1080/07294360.2021.1896482

Víctor Valdés Sánchez & Prudencia Gutiérrez Esteban. (2018). Las urgencias pedagógicas en la sociedad del aprendizaje y el conocimiento. Un estudio para la reflexión sobre la calidad en el nuevo modelo educativo. REMIE Multidisciplinary Journal of Educational Research, 8(1), 1-28. doi: http://dx.doi.org/10.17583/remie.2018.3199

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