Emociones contagiosas


Las emociones están presentes de diversas formas en nuestra vida, pueden surgir a partir de las experiencias que vivimos día con día, frente a estímulos agradables o desagradables, ante ciertas circunstancias o incluso por relacionarnos con diferentes personas. Cuando los niños son pequeños están más receptivos a todos estos elementos, ya que se encuentran en un periodo de descubrimiento de su mundo.
Una de las formas de aprendizaje más común en los niños es por medio de la observación y modelaje de conductas llevadas a cabo por las personas cercanas a ellos, por lo que estas interacciones tendrán gran influencia dentro de su desarrollo emocional.
Cuando los bebés o niños pequeños se relacionan con sus cuidadores primarios y cercanos a ellos, se produce una transmisión de emociones, ya que se activan los mecanismos encargados del contagio emocional. Un proceso automático e inconsciente que se manifiesta a través de la comunicación no verbal que logra, como bien lo dice su nombre, contagiar las emociones de manera casi imperceptible y muy sutil.
Dentro de nuestro cerebro existe un grupo de neuronas encargadas de conectar con otros cerebros llamadas neuronas espejo; capaces de reflejar lo que nosotros observamos en los demás, así mismo ponen en funcionamiento los mismos circuitos cerebrales que los que están activos en la persona que observamos. De esta manera podemos emocionarnos por los logros de los demás o incluso experimentar un sobresalto al ver a una persona darse un golpe. Pudiendo explicar el origen del fenómeno del contagio emocional.
Las experiencias afectivas vividas durante la primera infancia, así como la expresión emocional asertiva por parte de los adultos cercanos a los niños tendrán gran importancia en su desarrollo e influirán en la formación y configuración de las estructuras emocionales de su cerebro, permitiendo almacenar eficientemente la información significativa de su vida. Responder adecuada y oportunamente ante las señales emocionales de los niños será una consigna importante para nosotros en nuestra interacción con ellos.
Aprendiendo sobre las emociones
Identificar:
- Ayuda a tu hijo a reconocer las señales de su cuerpo cuando experimenta una emoción.
- Juntos descubran cómo se llama lo que siente para que pueda familiarizarse con esa emoción.
Validar:
- Comunícale al niño que todo lo que siente está bien, que tú lo ayudarás a expresarlo de manera adecuada.
- Evita juzgar o etiquetar al niño con la emoción que siente:
- Tiene miedo, no es un miedoso.
- Está frustrado, no es un berrinchudo.
- Tiene flojera, no es un flojo.
- Está enojado, no es un grosero.
Expresar:
- Permite que el niño exprese sus emociones de la manera que le sea posible. Cuando son pequeños puede haber más escenas en las que se haga presente cierta impulsividad o agresión. Dale elementos que le permitan sacar lo que siente sin dañar a alguien:
- Pegarle a un cojín.
- Patear una pelota.
- Romper papel.
Como adultos responsables a cargo de los niños, debemos recordar que somos su ejemplo a seguir en cuanto a la expresión emocional, recuerda que se vale sentir tus propias emociones, pero debes ser cuidadoso al momento de expresarlas, ya que los niños aprenderán a gestionarlas dependiendo lo que observen a través de la activación de sus neuronas espejo.
En la medida de que los niños convivan con adultos que logren reconocer y expresar sus emociones de manera saludable, estos tendrán mayores posibilidades de hacer lo mismo.
Fuente: Educacioninicial.mx