Por un año 2023 y la oportunidad de iniciar cambios en la educación chilena


Por Carlos Rodríguez, Profesor de Ciencias Escuela Darío Salas Díaz, Servicio Local Chinchorro, Estudiante del Programa de doctorado en Educación Universidad de Tarapacá
EL año 2022 quedará en las retinas de las comunidades educativas, como el año del retorno a clases post COVID. En este sentido, las comunidades educativas, hicieron frente a la compleja tarea de volver a reencontrar a las/os estudiantes con el mundo “escolar presencial”. Lo anterior, involucró un amplio despliegue técnico y social, para lo cual, las escuelas y liceos debieron incorporar estrategias que apuntarán a nivelar los aprendizajes de los y las estudiantes, atender las necesidades socioemocionales producidas por el aislamiento durante la pandemia y establecer fórmulas para reencontrar las/os estudiantes con la vida escolar.
Sumado a lo anterior, el año 2022 nos deja la necesidad de avanzar hacia una educación que considere otros aspectos formativos; en el que los contenidos sean tan relevantes como los aspectos socioemocionales, donde el conocimiento disciplinar permita la promoción de habilidades cognitivas, como también, que las/os estudiantes aprendan mediante metodologías activas. Es así, la urgencia de una educación que promueva el trabajo colaborativo docente para la creación de prácticas innovadoras y aporte al desarrollo profesional, como también, la instalación de procesos de aprendizajes acorde a las necesidades de nuestras y nuestros niños, niñas y jóvenes del sistema escolar nacional.
En este contexto, resulta relevante resaltar la gestión que ha realizado el Ministerio de Educación (MINEDUC), impulsando políticas que apunten a generar cambios en el modelo educativo nacional. De lo anterior, se puede mencionar: la continuidad de la Evaluación de Aprendizajes Integrales (DIA), lo cual permite monitorear los aprendizajes académicos y socioemocionales de las/os estudiantes en tres momentos diferentes durante el período lectivo anual, promoviendo en las comunidades educativas la evaluación del progreso de sus estudiantes y la instalación de estrategias pedagógicas para superar las dificultades en los aprendizaje. Sin duda, esta herramienta permite generar procesos de reflexión mediante el uso de evidencia para una mejora constante.
Sumado a lo anterior, la incorporación de la Priorización Curricular y su actualización, permite a las/os docentes profundizar en los aprendizajes mediante el desarrollo de habilidades, disponer de mayor tiempo para el tratamiento de los objetivos de aprendizaje y la articulación con otros docentes y asignaturas, promoviendo el trabajo colaborativo. Es así que, la Priorización Curricular fue extendida hasta el año 2025, ofreciendo la oportunidad de nivelar aquellos aprendizajes que se vieron afectos en su desarrollo durante y después de la pandemia.
Para estos fines, el MINEDUC ha considerado cuatro elementos fundamentales que las escuelas y liceos deben tener presentes para la gestión del currículum priorizado: (1) el bienestar, convivencia y salud mental de sus comunidades, considerando este elemento clave para el desarrollo de la enseñanza y aprendizaje; (2) la contextualización de los procesos educativos, considerando los elementos característicos del territorio, los aspectos culturales y sellos educativos de las distintas comunidades educativas; (3) la profesionalidad docente, entendida como la incorporación de procesos reflexivos, de análisis y discusión que logren materializar propuestas pedagógicas, evaluativas, colaborativas e innovadoras que permitan aplicar la priorización curricular en cada contexto específico, y por último, (4) la integración de aprendizajes, lo cual busca promover aprendizajes complejos, contextualizados y de manera global, dejando atrás la fragmentación curricular.
Lo anterior, presenta una gran oportunidad para construir procesos de enseñanza y aprendizajes que permitan avanzar en una educación integral, la cual pone en el centro los requerimientos y necesidades de los estudiantes, como también, las particularidades presentes en cada contexto educativo. Al mismo tiempo, estos esfuerzos impulsados por la autoridad educacional, permiten dejar atrás un currículum extenso que no garantizaba procesos de aprendizajes profundos, el cual se centró sólo en el cumplimiento de objetivos de contenidos, sin considerar aspectos relevantes para la formación de las/os ciudadano que requiere el siglo XXI.
Aunado a lo anterior, la mirada que aporta la nueva actualización de los Estándares de la Profesión Docente Marco para la Buena Enseñanza (MBE), centra su foco en promover en las/os docentes competencias que les permitan generar procesos de enseñanza y aprendizajes acordes a las necesidades de los nuevos tiempos, impulsando así: el desarrollo de habilidades del siglo XXI, el desarrollo personal y social del estudiantado, promoviendo el pensamiento crítico y la formación digital.
Es así, que las oportunidades que nos ofrece la normativa vigente, abren un camino de posibilidades para la transformación de los procesos educativos en pro de la formación integral y el desarrollo del pensamiento crítico en el estudiantado. Por ello, el año 2023 requiere de escuelas y liceos que se permitan avanzar en el cambio de paradigma y actualizar sus propuestas educativas, instalando procesos formativos pertinentes a los nuevos tiempos. Sin embargo, se hace necesario impulsar la socialización en todos los niveles del sistema educativo, instruir a las escuelas y liceos sobre las formar de aplicar estas herramientas (DIA, Priorización Curricular y MBE) en sus contextos educativos, establecer tiempos al interior de los recintos educativos para que las y los profesores puedan aplicar, en sus prácticas diarias, estas nuevas herramientas educativas. Finalmente, este nuevo año que se avecina, se transforma en una oportunidad para mejorar la calidad educativa del sistema escolar chileno.